Mezquita-Catedral de Córdoba

La incorporación de la sede de la Mezquita-Catedral corresponde a un doble objetivo. Por un lado, contextualizar e interpretar una selección de materiales expuestos en el actual Museo de San Vicente, y por otro, aprovechando las importantes intervenciones arqueológicas que se están realizando en el Patio de los Naranjos, mostrar el proceso que, en la moderna práctica arqueológica, conduce desde la excavación a la interpretación y presentación de los resultados históricos, con la ayuda de los más modernos métodos. La ubicación de la exposición permitirá integrar en el discurso alguno de los materiales arquitectónicos reutilizados en el edificio procedentes, muy probablemente, del complejo episcopal tardoantiguo y, más concretamente, de la posible iglesia episcopal.

Una época llena de transformaciones: climáticas y ambientales, económicas, políticas y sociales, en parte comparable con el periodo en que vivimos hoy, no por casualidad también definido por el Papa Francisco como una era de cambios. Un cambio de era.

Localización y horarios

C. Cardenal Herrero, 1, 14003 Córdoba

 

De lunes a sábado: 

  • De 8:30 a 9:30 horas (Gratuita) 
  • De 10 a 18 horas (entrada ordinaria)

Domingos: 

  • De 8:30 a 11:30 horas (entrada ordinaria)
  • De 15 a 18 horas (entrada ordinaria)

Horarios especiales:

  • Día 21 de diciembre de 2022: De 10 a 14:30 horas
  • Día 24 de diciembre de 2022: De 8:30 a 10 y de 11:30 a 14 horas
  • Día 25 de diciembre de 2022: De 9 a 11:30 horas
  • Día 31 de diciembre de 2022: De 10 a 14 horas
  • Día 1 de enero de 2023: De 9 a 11:30 horas
  • Día 6 de enero de 2023: De 8:30 a 11:30 horas

Más info: web Mezquita Catedral de Córdoba

Selección de obras

  • Mezquita Catedral
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Sección VI

La Córdoba de Osio y Acisclo

A medida que fueron desapareciendo las instituciones públicas romanas, la Iglesia fue sustituyendo en parte a los órganos de gobierno en la supervisión de obras públicas, el aprovisionamiento de grano y de la manutención de calles y acueductos, como intermediarios entre las aristocracias y los gobernantes bárbaros. Los obispos solían jugar además un papel esencial en la gestión del culto de los santos y de sus reliquias y actuaban como intercesores entre el santo y los fieles. Su prestigio, y el de su ciudad, dependía y se incrementaba gracias a la presencia del santo, por lo que el hallazgo de nuevas reliquias están siempre estrechamente vinculadas a los obispos y tienen lugar en momentos de particular tensión. El obispo Agapio de Córdoba y el descubrimiento por su parte de las reliquias del mártir Zoilo en el siglo VII son un magnífico ejemplo de este fenómeno.

Sección V

Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos (Mateo 18,20)

El lugar donde se reunían los cristianos se llamó iglesia (ecclesia) que en griego significa reunión. Podía tratarse de un edificio rectangular a veces con un ábside en uno de los extremos (un modelo ya existente en época romana denominado basílica) o de planta central. Su organización interna estaba condicionada por los tres componentes esenciales de la liturgia cristiana: estructura jerárquica, anuncio de la Palabra Divina y administración de los sacramentos, en particular el Bautismo y la Eucaristía. Los contemporáneos entendían estos edificios no solo en términos materiales sino también metafóricamente como un cuerpo vivo construido por Cristo en el que los fieles de todo el mundo eran las piedras, mientras que apóstoles y profetas constituían sus fundamentos.

Selección de obras

Sección IV

En el principio: ¿quiénes eran los primeros cristianos ? 

La historia del Cristianismo primitivo es un relato extraordinario de cómo las creencias de un pequeño grupo de personas en un rincón del poderoso Imperio Romano, llegaron a dominar el Mediterráneo y dar forma a nuestro mundo actual. 

Al principio, Jesús y sus seguidores, que luego se llamaron cristianos, eran un grupo dentro del judaísmo, la antigua religión de una nación del Cercano Oriente que quedó bajo el dominio romano como provincia de Judea en el año 6 d.C. 

En la época de Jesús, el centro de la religión era el Templo de Jerusalén. Las leyes y rituales judíos fueron definidos por los textos sagrados conocidos hoy como las Escrituras Hebreas o por los cristianos como el “Antiguo Testamento”. 

Jesús enseñó dentro de esta religión, usando el idioma local llamado arameo y enfatizando los valores de los profetas del Antiguo Testamento. Fue identificado por sus seguidores como el “mesías”, un rey y salvador cuya llegada había sido predecida por estos profetas. La palabra hebrea “mesías” fue traducida como “Christos” y Pablo, uno de sus seguidores, comenzó a enseñar estas creencias a los no judíos en griego, fuera de la provincia de Judea. A principios del siglo II, el Cristianismo se había difundido por distintas provincias del Imperio Romano, y el historiador Tácito hacia el 116 d.C. registra la existencia de “cristianos” en la propia Roma. En el siglo III, el Cristianismo se había extendido desde el este no solo a Grecia, África e Italia, sino también a Francia y España. 

Selección de obras

Sala Vimcorsa

En este contexto histórico y mediterráneo, en la sala Vimcorsa se presentan las principales características y evolución del cristianismo en la ciudad de Córdoba, utilizando principalmente el registro arqueológico centrado en las primeras áreas funerarias e inscripciones. Estos hallazgos arqueológicos estarán vinculados sobre todo a la construcción de complejos eclesiásticos dentro y fuera del perímetro amurallado, como el conjunto episcopal o las iglesias martiriales suburbana. En suma, testimonios que permiten también delinear aspectos claves de la vida cultural, social, económica y política de esta época.

Localización y horarios

C/ Ángel Saavedra, 9, 14003, Córdoba.

Fechas: del 16 de diciembre 2022 al 15 de marzo 2023.
Horario de apertura previsto: de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas.
Días de apertura excepcional: los lunes 26/12/2022, 02/01/2023 y 27/02/2023.
Días de cierre excepcional: los domingos 25/12/2022 y 01/01/2023.

  • Sala Vimcorsa
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C3A Sección III

Bárbaros en el Mediterraneo

El período de finales del siglo IV al VI en Europa vio un gran cambio sociopolítico, con la ruptura del estado unificado gobernado desde Roma. Grupos de fuera de las fronteras ingresaron en los territorios occidentales a través de tratados, alianzas militares e invasiones. Conocidos colectivamente como “bárbaros” (un término que se refiere a su origen fuera del medio grecorromano), diferentes grupos son llamados en textos escritos contemporáneos por nombres tales como hunos, vándalos, godos, sajones, alamanes, francos y longobardos.

Todavía se debate si estos nombres se refieren a distintos grupos étnicos con idiomas y cultura compartidos, o más bien a confederaciones o identidades militares o políticas. En el año 476 el godo Flavio Odoacre depuso al usurpador Rómulo Augusto, y se proclamó a sí mismo rex Italiae, bajo la autoridad del emperador de Oriente Zenón, reconocido como único gobernante del Imperio. En 493 el rey godo Flavio Teodorico “el Amalo” toma el poder y crea el reino ostrogodo en Italia, Provenza e Illiria (actuales Croacia y Eslovenia). Para esa fecha Europa se había dividido en reinos separados bajo la autoridad de reyes “bárbaros”, que continuaron compitiendo por el poder y el territorio entre sí y con el Imperio Romano de Oriente. El gobierno de Constantinopla promovió la idea de continuidad imperial en Occidente, sosteniendo que, tras el destronamiento de Rómulo Augústulo, el emperador de Oriente se había convertido en el único soberano de ambas partes del Imperio. Incluso los reyes bárbaros admitían esta idea y se reconocían como delegados del emperador oriental en virtud de los títulos romanos que ostentaban.

Selección de obras

C3A Sección II

Una señal en el cielo

Uno de los símbolos más difundidos en la iconografía cristiana primitiva, el cristograma o Chi-Rho, parece haber sido inventado por el emperador Constantino y utilizado por él como un signo de su poder militar.

Según el historiador Lactancio, antes de la batalla del Puente Milvio, el emperador soñó que le habían ordenado dibujar un “símbolo divino divino” (coeleste signum dei) en los escudos de su ejército.

Eusebio, obispo de Cesarea, dio dos relatos diferentes de los hechos.

En su Historia de la Iglesia, escrita poco después de la batalla, Eusebio atribuye la victoria de Constantino a la protección divina pero no menciona ningún sueño.

En su Vida de Constantino, escrita después de la muerte de Constantino (V.C. I, 28.2), Constantino y todo su ejército vieron mucho antes de la batalla una cruz de luz impuesta sobre el sol, y el mensaje en griego ἐν τούτῳ νίκα (con este signo vencerás). Esa noche, Cristo se le apareció al emperador romano en un sueño y le dijo que hiciera una réplica de la señal que había visto en el cielo, que lo defendería en la batalla.

La adopción del cristograma por parte de Constantino resultó ser un brillante golpe de propaganda religiosa.

El Chi-Rho consta de dos grandes letras superpuestas, la “X” y la “P”, que corresponden, respectivamente, a la letra griega “χ” (“chi”, que se lee “kh”, aspirada) y “ρ”(“rho”, que se lee “r”). Estas dos letras son las iniciales de la palabra “Χριστός” (Khristòs), el apelativo de Jesús, que en griego significa “ungido” y traduce el hebreo “mesías”.

A los lados de estas dos letras suelen haber otras dos: una “α” y una “ω”, alfa y omega, primera y última letra del alfabeto griego, utilizadas como símbolo del principio y el final, en referencia a versículos del Libro del Apocalipsis.

El Chi-Rho constituirá uno de los motivos más usados por la iconografía cristiana durante la Antigüedad tardía y, al menos durante el siglo IV, se asocia también a la figura del emperador y a sus descendientes.

Selección de obras

C3A Sección I

Del pez a Cristo

No hay objetos que puedan ser reconocidos como cristianos durante los siglos I y II d.C. tal vez porque las primeras generaciones de creyentes no vieron la necesidad de expresar visualmente su religión ya que esperaban un fin inmediato del mundo con la segunda venida de Cristo.

Solo cuando, a principios del siglo III, asumieron que este evento se había retrasado hasta una fecha incierta, comenzaron a desarrollar un lenguaje particular de símbolos y representaciones para decorar tumbas, objetos y lugares de reunión.

Muchas representaciones cristianas y lugares de reunión del siglo III también podrían haber desaparecido debido a las persecuciones o como consecuencia de la renovación urbana (cuando las iglesias más antiguas y menos opulentas fueron derribadas para dar paso a nuevas construcciones en el siglo IV). Uno de los primeros edificios cristianos conservados, el de Dura Europos, una guarnición romana en Siria, sobrevivió porque fue enterrado deliberadamente para reforzar las defensas urbanas.

La iglesia primitiva pudo repudiar también la creación de arte figurativo por razones teológicas basadas uno de los libros del Antiguo Testamento:

“No te harás imagen y semejanza de lo que hay arriba en el cielo ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las adorarás” (Éxodo 20, 4-5).

Los primeros símbolos cristianos documentados en pintura, como palomas, peces, barcos y anclas en pinturas murales, epitafios funerarios, sarcófagos, lámparas, vajilla y gemas de anillos.

El pez es un símbolo muy potente que aparece en fuentes escritas cristianas ya en el siglo II. Por sí solo podría simbolizar a Cristo, especialmente cuando se le une un acróstico basado en las letras de la palabra griega ikhthūs (pez), que completan el título Iēsoûs Khrīstós, Theoû Huiós, Sōtḗr (Jesucristo, Hijo de Dios, Salvador).

El Nuevo Testamento está lleno de referencias a este tema: los seguidores de Jesús son representados como pescadores designados por él para “pescar personas” (Mateo 4,18-22) y los milagros de Jesús incluyen la multiplicación de cinco panes y dos peces para alimentar a una multitud (Mateo 14,13-21; Marcos 6, 34-44; Lucas 9, 11-17) y capturas milagrosas de peces (Lucas 5, 1-11; Juan 21,1-19).

Selección de obras

Centro de Creación Contemporánea de Andalucía

Las secciones del C3A se centran en presentar algunas de las piezas arqueológicas más antiguas que muestran la aparición de la nueva simbología vinculada al Antiguo y Nuevo Testamento. En esta sede se explica cómo se forjó la iconografía cristiana -de los primeros símbolos a las representaciones de la vida de Cristo-, el importante papel que esta religión tuvo en los cambios que experimentó el Mediterráneo en el paso que llevó del final del imperio romano, -con la importante figura de Constantino y su significación en el desarrollo de la nueva religión-, a su consolidación durante los reinos bárbaros y el posterior intento de restauración de los territorios del imperio romano por parte del emperador Justiniano, así como la repercusión que todos estos acontecimientos tuvieron en Hispania.

Localización y horarios

C/ Carmen Olmedo Checa s/n, 14009 Córdoba.


Horario de apertura previsto: de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas.
Días de apertura excepcional: los lunes 26/12/2022, 02/01/2023 y 27/02/2023.
Días de cierre excepcional: los domingos 25/12/2022 y 01/01/2023.

  • Sala C3A
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