Sección VI

La Córdoba de Osio y Acisclo

A medida que fueron desapareciendo las instituciones públicas romanas, la Iglesia fue sustituyendo en parte a los órganos de gobierno en la supervisión de obras públicas, el aprovisionamiento de grano y de la manutención de calles y acueductos, como intermediarios entre las aristocracias y los gobernantes bárbaros. Los obispos solían jugar además un papel esencial en la gestión del culto de los santos y de sus reliquias y actuaban como intercesores entre el santo y los fieles. Su prestigio, y el de su ciudad, dependía y se incrementaba gracias a la presencia del santo, por lo que el hallazgo de nuevas reliquias están siempre estrechamente vinculadas a los obispos y tienen lugar en momentos de particular tensión. El obispo Agapio de Córdoba y el descubrimiento por su parte de las reliquias del mártir Zoilo en el siglo VII son un magnífico ejemplo de este fenómeno.